Lovecraft. Si amas el terror conocerás su nombre, si no amas el terror también conocerás su nombre. Él es el padre de los mitos oscuros, de los dioses, de los eones de oscuridad más allá del espacio. De su mente nacieron Chtulhu, el Necronomicón y los horrores sin nombre.
Siempre me ha gustado una de sus frases, una que define, de una forma tremendamente sencilla, lo que supone la trama para una historia:
«La trama puede ser simple o compleja; pero el suspense y la tensa progresión de una incidente al siguiente, son esenciales.»
Cada acción, cada palabra deberá cumplir una simple función, avanzar en la trama. En nuestras novelas de ficción cada nuevo incidente deberá acercarnos más al clímax o al siguiente desenlace (solución a una de las sub-tramas).
Los desenlaces, ya sea el clímax final o cualquiera de los micro-clímax que cierran las distintas sub-tramas, deben ser consecuencia de una acción inmediatamente anterior, de otra forma romperás la continuidad de la historia y dejarás al lector con la sensación de que ha pasado algo que no entiende o que se ha perdido algo en la lectura.
Los maestros
En mi curso de iniciación al terror suelo poner como ejemplo a Edgar Allan Poe, en concreto su relato: La caída de la casa de Usher. Nada te puede acercar tanto a la definición de esta mecánica de trama como el análisis detallado de ese cuento. Poe es un maestro en el uso de las herramientas del escritor y en este relato cada acción, cada palabra, cuenta y nos acerca un poco más la fatal desenlace de la narración.
Otro maestro en el uso de este tipo de herramientas es Ambrose Bierce, en sus obras también nos encontramos con tramas perfectamente hiladas, sin «descosidos», sin saltos. Un hecho nos lleva al siguiente hasta llegar al desenlace.
Es importante observar (y tratar de imitar) la forma en la que Bierce es capaz de conseguir unos desenlaces emocionantes y excitantes, a partir de los más simples hechos circunstanciales; sus desenlaces se desarrollan sólo a partir de los hechos expuestos en la narración. Bierce no esconde cartas en la manga, juega con las cartas boca arriba y sobre la mesa. Si queréis ver a lo que me refiero podéis leer su obra más famosa, su cuento: Lo que pasó en el puente de Owl Creek.
También estoy de acuerdo con Lovecraft en que una de las mejores formas de aprender a escribir o de mejorar nuestra escritura, es leer a los grandes maestros que nos precedieron. Bierce y Poe son dos claros ejemplos y podemos aprender mucho leyendo sus trabajos.
Lovecraft tenía una forma muy particular de escribir, para él las tramas y los argumentos eran meras fórmulas que repetía una y otra vez, sabía cómo construirlas y lo hacía: cada hecho llevaba a un desenlace y nada más. Escribía siempre siguiendo la misma dirección (como Poe y Bierce), siempre adelante.
Para Lovecraft los personajes son meros accesorios de la historia. El que conoce sus obras sabe que ninguno de sus personajes resalta y queda en la memoria (excepto Herbert West, quizá). Lovecraft suele escribir personajes planos, bidimensionales, la mayoría de ellos estereotipos muy cascados.
Sus personajes son accesorios, lo realmente importante en sus historias son los fenómenos. Sus historias se basan en los fenómenos, y son éstos los que toman el control de la narración y la hacen avanzar, cada fenómeno lleva al personaje un paso adelante hasta un desenlace final (que también suelen ser fórmulas. Ejemplo: muerte o locura).
Tensión
Entonces, ¿significa que tengo que dejar todo de lado y, simplemente, avanzar en la misma dirección? No, claro que no. La trama necesita ser algo más que un montón de escenas sueltas que desemboquen en un final. Lovecraft hacía algo así, pero tú no eres Lovecraft. Sus tramas solían ser muy sencillas y, en esencia, eran eso: escenas que avanzaban hacia un final inevitable (pero pocas veces inesperado).
Lo que debes hacer es mantener siempre la tensión narrativa, nunca olvides el objetivo, nunca olvides «el peligro» que acecha a tus protagonistas. Si la tensión baja, se pierde o desaparece, la narración decaerá y también la atención del lector. No puedes permitir que esto suceda.
¿Cuándo sucede? Si te pierdes entre escenas, si de una escena a la siguiente no sabemos qué ha pasado, el ritmo de la narración decaerá y el lector se sentirá perdido, fuera de lugar. No podemos permitir que el lector se pierda; si lo hace, no es porque seamos retorcidos y muy listos. Si se pierde, normalmente, es porque hemos hecho algo mal.
Si tu personaje ha perdido un calcetín quiero acompañarlo en su búsqueda, quiero ver cómo sufre buscándolo o cómo desespera porque, a esas horas, todas las tiendas están cerradas y sabe que si se pone los zapatos sin calcetines le harán rozaduras.
No quiero que tu personaje aparezca en la escena siguiente con unos calcetines nuevos. Si aparece de repente con calcetines nuevos, la tensión de la escena se esfuma y yo cerraré el libro.
A lo mejor tu personaje es un remilgado que no soporta una rozadura en el talón, pero si el calcetín ha sido robado por un monstruo que vive en el cesto de la ropa sucia y que se alimenta de calcetines sucios y tu personaje mantiene una lucha de voluntades con él, entonces me importa poco lo plano o simple que sea tu personaje, lo que me interesa es el fenómeno del monstruo devora calcetines y su lucha contra nuestro protagonista.
Querido Jaume!
Una vez más un gran artículo, que ya sea para construir proyectos de terror o no, es esencial para saber que se ha de mantener una gran tensión durante toda la narración si no queremos que nuestro lector nos deje tirados.
Como lectora de tu blog te prohíbo que vuelvas a poner esas fotos de POE, ¿tú quieres matarme? que no tengo dinero para tatuajes xD
Más que prohibir te lo imploro :-))) Cada vez que pones una foto suya las ganas de tatuarme su rostro con pedacitos de su obra aumentan…
¡Gracias por este artículo, y por todas esas pinceladas y consejos que nos ofreces siempre a los juntaletras! <3
Un abrazo!!
Fdo: La chica del pelo azul!
Hola, Beka!
Yo tengo mi próximo tatuaje en marcha, no será Poe, será Lovecraft y con frasaca de su obra 😉
Bueno estos consejos son de Lovecraft que escribía terror pero, realmente, nos valen para todos los géneros. Lovecraft tenía unas estructuras o fórmulas muy sencillas para todas sus obras, pocas veces se salía de ese esquema, sus personajes era muy simples y la fuerza de la narración siempre recaía en los fenómenos paranormales, de ahí que no hay ningún personaje de Lovecraft que haya quedado en la memoria colectiva, como sí sucede son otros escritores, pero todos recordamos a los dioses a R’lyeh y el Necronomicón.
Lo bueno de sus sistemas es que la narración (aunque se hacía pesada por las descripciones) siempre mantenía la tensión de escena a escena. Y eso es lo importante, mantener siempre una línea recta para que le lector no se pierda.
Un saludo, querida Rebeka PeloAzul 😉
Muy interesante. Sin duda el ensayo de Lovecraft sobre el horror en la literatura es algo que todos los aficionados a este género deberían leer.
Lo memorable en las novelas de Lovecraft son sus monstruos que tienen una originalidad que hace que no los olvides fácilmente.
Un saludo.
Como ya te dije ahora mismo estoy escribiendo un relato ambientado en los mundos de Lovecraft (para un certamen), esto es para mí un reto, no suelo sentirme cómoda trabajando con los mundos de otros, pero de momento creo que no está quedando mal 🙂
Me ha gustado mucho esta entrada, Lovecraft siempre ha destacado por sus fenómenos, cómo maneja a tensión y por supuesto la creación de atmósferas. Tienen más personalidad estas últimas que sus personajes humanos.
¡Un abrazo!
P.D Os leo hablando de tatuajes y me entra la envidia, solo tengo uno y cada día estoy más convencida de que no es suficiente u.u
Su forma de manejar la tensión es heredada de Poe, simplemente deja que la historia siga siempre hacia adelante y eso facilita la lectura. Sus tramas suelen ser sencillas, no se mata en intrincadas motivaciones ni nada de eso. Sus personajes son bastante bidimensionales, pero son sus monstruos y sus fenómenos los que hacen que su obra sobresalga y quede en la memoria.
Ya me contarás más de ese relato!
PD:Un tatuaje nunca es suficiente.