Hace un tiempo me dijeron que escribía demasiados relatos cortos y que eso me oxidaría. Que si no escribía novelas no podía considerarme escritor, porque, al parecer los escritores solo escriben novelas. Supongo que debería haber contestado algo, pero me quedé tan desconcertado, que me quedé sin palabras. Esa afirmación no solo es una tontería, es que no podría estar más equivocada.
Una de las cosas que más me inquietan desde que comencé en este mundillo es la estrechez de miras —otra son las envidias, pero ya tendremos tiempo de hablar de eso—. Todo el mundo exige innovación, todos quieren que circule la sangre… Pero a la hora de la verdad, los que mandan están tan estancados que huelen a ciénaga.
Decir a un escritor que deje de escribir tantos relatos cortos es como decirle a un mecánico que deje de cambiar bujías. Céntrate solo en reparar motores. Cambiar ruedas, pastillas de freno y revisar los niveles de líquidos es de fracasados. Tú tienes que ser el más mejor y por eso solo tienes que escribir novelas. Nadie en su sano juicio diría eso a un mecánico, sin embargo, a un escritor sí se le puede decir y quedarse tan pancho.
Todavía siento escalofríos solo de recordar la frasecita. Debo suponer, siguiendo esta línea de pensamiento, que Edgar Alan Poe era un mal escritor. Pofale…
Novelas y relatos cortos
Escribir un relato corto no tiene nada que ver con escribir una novela. Aunque el proceso se le parezca un poco —por lo de tener que estar dándole a las teclas— el resto es bastante diferente. Al menos lo es para mí. Yo escribo un relato corto a la semana —dos si estoy especialmente inspirado—, sin embargo, escribir una novela es algo que me planteo muy de tarde en tarde.
¿Por qué? Porque no me gusta el proceso —vaya mierda de escritor, ¿eh?—. Pues sí, pero no me gusta tener que implicarme en algo tan largo, no me gusta tener que centrarme en un solo proyecto que ni siquiera sé si podré finalizar —porque soy de esas personas que se dispersan con facilidad—. Para mí, es mucho más sencillo y cómodo, sentarme y escribir relatos cortos, ¿por qué tengo que sentir que estoy haciendo las cosas mal? ¿Y si me da la gana dedicarme solo a escribir relatos?
Cuando escribía de oído
Yo empecé a escribir en serio a los veintitantos. Cuando digo en serio me refiero a hacerlo cada día, con cierta perspectiva de futuro. Me puse de verdad a ello cuando me publicaron mis dos primeros relatos en una antología. Supongo que ese fue un momento de cambio general en mis esquemas vitales.
Hasta ese momento escribía relatos muy de vez en cuando. En ratos muertos, en vacaciones… Muy de vez en cuando, siempre en cuadernos viejos que tenía por casa.
Entonces me publicaron un par de relatos en dos concursos. En aquel momento me parecían la hostia. Claro que entonces no entendía nada de lo que estaba haciendo, avanzaba a oscuras por un pasillo. ¿Sabes eso de que la ignorancia es atrevida? Pues así era yo, no tenía ni idea de estructuras, de tiempos, de personajes, de ritmos… Solo escribía lo que me gustaba, escribía y disfrutaba de cada palabra.

A veces necesitas que te indiquen el camino.
No te puedes hacer una idea de lo que añoro aquellos años. Ahora, cada palabra, cada frase, cada relato, tienen que ser sometidos a un escrutinio que, en la mayoría de las ocasiones acaba por matar la creatividad y, si bien deja un buen resultado sobre el papel, a mí me acaba dejando un regusto a ceniza en la boca.
Hoy en día, escribir para mí ya no es lo mismo, creo que, en este tiempo he perdido un poco de ímpetu. Lo que en mi pueblo se llama «espenta».
En aquella época, supongo que impulsado por ese éxito temprano me decidí por escribir novelas. Yo no había oído en mi vida la palabra escaleta y no tenía ni idea de cómo tenía que ser la estructura de mi novela. Simplemente escribía a pelo y aprendía sobre la marcha. Como toda la vida: ensayo y error.
¿Un consejo? Solo hay una profesión en la que este método de aprendizaje pueda resultar más dañino que en la escritura y es hacer malabares con motosierras.
El momento de la verdad
Perdí cuatro años y mucho trabajo por el camino. Escribí dos novelas de mierda antes de dar con la tecla para escribir algo decente. Por fin escribí algo digno de ser publicado por una editorial.
Si en ese momento hubiese tenido un Delorean —ahora tengo uno—, hubiese viajado hacia atrás para hablar conmigo mismo. Hay ciertas cosas que me hubiese gustado decirme: lee más libros sobre escritura, participa en talleres de escritura, tus amigos no son buenos lectores cero —un escritor siempre será mejor— y sobre todo, olvídate de las novelas, hay formas más efectivas de escribir tus mierdas.
Si un escritor novel, a día de hoy, me pidiera un solo consejo de escritura, sería este: olvídate de las novelas, tienes que escribir relatos cortos.
Como no quiero ser el único, aquí te dejo un enlace a un correo de Gabriella Campbell en el que te dice más o menos lo mismo.
Economía del tiempo
El tiempo es la gran queja de todos los que se dedican a esto. Todos necesitan más tiempo, porque por norma general no te dedicas exclusivamente a escribir; tienes otros trabajos, familia, haces deporte…
Un relato corto se puede escribir en una semana —o en menos—, por lo tanto el tiempo de tu ensayo/error es más corto.
Cada escritor tiene sus propios súper poderes, se llaman voz y estilo. Es el estilo y la voz del escritor lo que te engancha a un libro, es por eso por lo que prefieres el libro a la peli. Pero desarrollar tu estilo y tu voz te van a llevar muchos años. Vas a tener que escribir mucho para desarrollar un estilo personal y reconocible. Y por el camino la vas a cagar mogollón.

El tiempo y el escritor, enemigos irreconciliables
Vas a rallar el coche aparcando muchas veces, ya lo verás. Lo mejor, como en el caso de conducir, es que aprendas todo eso en el menor tiempo posible. Créeme cuando te digo que es mucho más fácil revisar y dejar presentable un relato de diez páginas que una novela de quinientas.
Ensayo y error
Como ya te he dicho antes, escribir una novela supone un gran compromiso. Es un compromiso de tiempo. Te vas a comprometer con una voz, un punto de vista, un género y una estructura.
Por tu bien, si empiezas narrando en tercera persona y en pasado, más te vale que lo sigas haciendo durante toda la novela. Si tu personaje tiene acento andaluz no se lo cambies a vasco a las cien páginas. Si te has cargado un personaje no puedes volver a matarlo ni puede aparecer vivo de repente —a menos que sea Gandalf—.
En los relatos cortos tenemos los mismo compromisos. Pero los plazos son mucho más cortos, en los relatos no tienes compromiso de permanencia.
Esto significa que tendrás muchas más oportunidades y mucho más tiempo para probar cosas nuevas. Podrás escribir desde varios puntos de vistas, sobre varios temas, podrás tocar todos los géneros que te salgan de ahí…
Esa falta de compromisos a largo plazo te permitirá cagarla lo suficiente como para desarrollar ese estilo y voz personales que tanta falta te hacen y hacerlo en mucho menos tiempo.
Historias muertas
A veces te das cuenta de que has encontrado la gran historia. Tienes una idea genial, una premisa que lo peta. Son esos momentos en los que estás seguro de que le estás haciendo el amor apasionadamente a las musas. Pero, de repente, la cosa empieza a torcerse. Esa historia tan buena empieza a hacer aguas por todos lados… Te das cuenta de que hay algo que falla.
Puede que sea un personaje, puede que la historia no diera para tanto, puede que la hayas cagado en el punto de vista o que, te hayas deshinchado. Pregunta a cualquier escritor, saben lo que es. Hay historias que acaban destinadas a la eutanasia.
Hay pocas cosas más jodidas en este mundo que darte cuenta de que tu historia no da para más cuando llevas 30.000 palabras escritas. No hay nada peor que ese momento en el que te das cuenta de que no te estabas tirando a la musa, que en realidad estabas solo en tu habitación corriéndote en tu ombligo. Hacer la eutanasia a una historia por la que has luchado tanto te hace sentir miserable.
Estas cagadas forman parte del proceso. Cuando empiezas a escribir te vas a encontrar en muchos de estos callejones sin salida. Conforme pases más tiempo escribiendo serás capaz de diferenciar a primera vista las «ideas buenas» de las «ideas malas». Si puedes verte escribiendo desde el principio hasta el final, es una idea buena… Si alguno de los pasos no se ven claros, olvídate de ella.
Hazme caso, yo tengo unas tres novelas muertas. Aprender metiendo la pata siempre es doloroso, pero lo será mucho menos cuando tengas que cargarte solo diez páginas o tres.
Crear tu audiencia
Cuando eres un autor novel, eres como el nuevo de la clase. Nadie se quiere sentar contigo. No tienes audiencia y te tienes que partir la cara en la patio para promocionar tu libro y que se te conozca.
Imagínate lo jodido que va a ser construir una audiencia sobre una novela. ¿Crees que alguien que no te conoce va a comprar una novela? ¿Por qué? Yo no te conozco, no confío en ti, ¿por qué debería darte una semana de mi tiempo? ¿Y si no vales la pena? ¿Me vas a devolver el tiempo? ¿Y la pasta?
Además, te vas a meter a nadar en un estanque lleno de tiburones y tú eres un pez muy pequeñito. Si tienes suerte, serás tan pequeñito que los tiburones ni se darán cuenta de que estás ahí. Si no la tienes, se te van a zampar a la primera de cambio. Sea como sea, te vas a morir de hambre, porque los más grandes, los que nadan por encima de ti, se van a zampar todo lo que caiga en el estanque. Con suerte, pillarás un par de migajas.

Adivina a quién está mirando toda esta peña. Ya te adelanto que no miran a la sardina…
Es muy jodido enganchar a un lector desde cero con una novela cuando nadie te conoce.
Al contrario, es más sencillo que la gente se interese por tu trabajo si no tienen que pagar un pastizal por él. Si escribes relatos cortos, puedes publicarlos en tu blog —Rafa de la Rosa lo hace muy bien con sus micro cuentos—, puedes trabajar en Wattpad, publicando tu obra o puedes regalar un relato a tus suscriptores cada cierto tiempo.
Si eres capaz de ganarte su confianza sin el compromiso que supone pagar por una novela —entiendo que esto os pueda cabrear, a mí me cabrea mogollón, pero es lo que hay—, será mucho más fácil obtener una base de lectores. En resumen, será más fácil crear audiencia con relatos que con novelas.
Si, además, tienes la suerte de publicar en antologías con otros autores, tanto mejor. En estos casos se da una especie de polinización cruzada. La gente que conozca a alguno de los autores comprará el libro por ellos y te leerán a ti. Si les gustas, tendrás más lectores fieles.
Cuando publiqué Historia de un Revólver encontré —o mejor dicho, me encontraron— muchos lectores que no me conocían. Vale, no compraron el libro por mí, pero ahora me han leído y les gusta lo que escribo.
Lecturas
En algún momento de tu vida tendrás que leer frente a tus lectores. Ese momento —temido, odiado, vilipendiado— te llegará, te guste o no te guste. Leer un extracto de una novela es, literalmente, una mierda.
Nueve de cada diez veces vas a estar leyendo un par de páginas sacadas de contexto y te sentirás como un idiota, porque lo que estás leyendo parece una mierda.
Aquí los relatos cortos le vuelven a ganar la partida a las novelas. No hay nada como leer un precioso relato con un inicio, un nudo y un desenlace. Podrás leer a tu audiencia una historia con sentido y no un montón de tonterías que no encajan demasiado bien en nada.
En fin… Ahora puedes hacer todo lo contrario
Bueno, aunque son válidos para cualquier buen entendedor, este artículo debería ser especialmente útil para todos los que están comenzando en este mundillo de la tecla y la letra. Si ya tienes tres o cuatro novelas publicadas seguramente estarás pensando que soy un escritor vago —algo que tampoco es que vaya a negarte—. Pero si todavía no has publicado nada, si hace poco que escribes y te estás peleando a muerte con esa novela, por favor, ten en cuenta todo lo que te cuento aquí.
Vale, quizá los relatos cortos no te van a dar el Nobel de literatura —aunque viendo el panorama, tampoco lo descartes, creo que el año que viene le toca al que escribe las quotes de los sobres de azúcar, así que… cruza los dedos—, pero los relatos cortos tienen sus ventajas. De entrada te resultará más sencillo salir del anonimato, será más sencillo colocar un relato en un revista o antología que publicar esa novela con una editorial.
La novela es el boss final, tus relatos cortos serán todos esos mini bosses que te dan experiencia y equipo para enfrentarte a ese último desafío. Aprende, patea el barro, no tengas miedo de escribir ficción corta.
A mí con esto me pasa como con Oasis. Puede que Liam sea el que más mola, porque es el cantante y es un tío guay, pero el músico de verdad es Noel y por eso es el mejor.
Y si no quieres, no lo hagas. Lánzate directamente a por esa novela, nadie te lo impide. Es lo que tiene esto, que cada uno acaba haciendo lo que nos sale de ahí…
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Yo, hace siglos, escribía relatos.
En realidad, escribí de todo. De niña escribía relatos y “novelas” (novelas pequeñita pero… ¡qué bien me lo pasaba!). Siempre fui bastante ambiciosa y estaba pensando en “LA NOVELA”. Los relatos me parecían algo fácil, un género casi menor. Qué torpe ese pensamiento.
Aunque estoy de acuerdo contigo: un escritor tiene y debe escribir relatos; pero ésto no es incompatible con seguir trabajando en tu novela o novelas. Todo lo contrario: es enriquecedor. Así podemos encaramar nuestras frustraciones con los relatos y dejar el poder para esa maldita novela que nos roba todas las musas y nos deja secos de ideas.
Por poner un ejemplo: en el ámbito novelesco, tan solo he escrito género intimista o realista. En cambio, en el mundo de los relatos me he permitido el lujo de escribir de todo: género negro, ciencia ficción, fantasía… ¡En fin! Otra Miriam que ha sido menos leída, pero no por ello menos feliz.
¡Eso! Qué me enrollo. Buen trabajo, como siempre, maestro.
Hola, Miriam (qué gustazo tenerte por aquí ^^)
Yo también creo que se puede compaginar el relato con la novela. No creo que sea bueno encajonarse, sin embargo, creo que muchas veces nos centramos en la novela y nos olvidamos de todo lo demás. Las novelas no son la panacea —al menos no lo son para mí, que siempre acaban siendo un dolor de muelas—.
Muchas veces creemos que el relato es un género menor —no eres la primera ni la última que piensa eso, solo tienes que ver las editoriales grandes—, sin embargo, el relato es la esencia de todo esto… Al fin y al cabo, ¿qué es una novela? Un relato más extenso… A veces, demasiado extenso.
Puede que yo sea un escritor vago, pero siempre he preferido los relatos y mira que lo primero que escribí en mi vida fue una novela… Una novela que no logré terminar. Luego vino otra —que sí terminé, pero de la que me avergüenzo— y una tercera que fue la que publiqué. Creo que perdí muchísimo tiempo, perdí tiempo empecinado en algo que no se me daba demasiado bien. Ese tiempo, ahora mismo lo invertiría en aprender a escribir, en talleres y en escribir mucho más. Por eso los relatos me resultan tan agradables 😛
A mí me dan la opción de crecer mucho como escritor. Además creo que has dado en el clavo, nos dejarían conocer a otra Miriam, como dejan conocer a otro Jaume, el que escribe ciencia ficción, policial o realismo intimista…
Por norma general me suelo frustrar mucho con las novelas, así que al final siempre regreso a mis relatos… Que algunas veces se me revuelven y se convierten en novelas cortas… pero siguen siendo amables conmigo 😛
Un abrazo y muchas gracias por leer y comentar, Miriam 🙂
Sí, lo reconozco: escribo relatos porque soy tan vago que me da pereza meterme en fangal a uno, dos o tres años vista. Eso, según te leo, también cuenta: es mejor hacer algo breve y acabarlo que empezar la obra de tu vida y no acabarla jamás.
Hola, Francisco
Bienvenido al club del escritor perezoso. A mí tampoco me chifla la idea de meterme en proyectos largo que luego nunca sabes en qué van a terminar…
Escribir es escribir, por más que algunos se empeñen en que el relato es insignificante. No lo creo, no creo que escribir relatos te haga menos escritor. De hecho, puede que la obra de tu vida sea un buen montón de buenos relatos.
Eso jodería mucho a muchos… y joder al personal siempre mola, ¿no?
No puedo estar más de acuerdo contigo Jaume. Ya sabes que a mí eso de escribir relatos ME ENCANTA. Quizá es porque soy un tipo inquieto y de concentración difícil… quizá es porque siempre tengo anotadas muchas más ideas de las que puedo manejar… pero lo que es innegable es eso que dices de que «en una semana puedes ver el resultado». Poder coquetear con una idea, crear un mundo, diseñar unos personajes y pegarle un puñetazo a tu lector en el cerebro cada 5000 palabras (ya sabes que esa es mi cifra mágica ?, aunque te sorprenderá ver el resultado final de Memoria selectiva… gracias a ti y al resto de lectores los relatos están creciendo)… es mágico.
De hecho, escribir una novela es muy aburrido. Siempre los mismos personajes, las mismas tramas, el mismo mundo…
Es una pena que el mundo-relato sea una mierda y la gente no quiera leerlos. Pero es así. Yo los quité del blog porque no me traían ni un 1% de las visitas, y escribirlos cuesta mucho más que escribir un post. También los quité de mi lista de suscripción porque ni perry entraba a los enlaces ni descargaba mis textos de Dropbox…
Y dicho esto: no sé por qué coño sigo escribiendo relatos ?
Y eso que opino que escribir 13 relatos en vez de una novela es mucho más enriquecedor: 13 mundos, 13 historias, 13 grupos de personas diferentes, 13 conflictos… ¡Joder! Si es que los relatos son la p*** p****…
A mí también me resulta más cómodo y más agradable centrarme en escribir relatos cortos. Trabajo mejor escribiendo una antología con 20 cuentos que una novela. Incluso me gusta trabajar en relatos de 10 o 15.000 palabras, el tema es que me resulta más cómodo y también más sencillo. Supongo que es como todo, hay quien prefiere escribir ciencia ficción y otros novela romántica… Yo prefiero escribir relatos…
A mí también se me hace aburrido escribir una novela, creo que mi limite de concentración está en tres semanas… Si no la termino en ese tiempo se me va todo a la mierda. He logrado terminar 3 novelas, y en todos los casos logré terminarlas dentro de ese espacio de tiempo… Es mi barrera mental supongo.
A mí me resulta muy cómodo trabajar con relatos, no tengo problemas con los personajes, los ritmos me los controlo y me siento seguro. Sí, sí, sí, ya sé que tendría que salir de mi zona de confort y que tendría que escribir otras y todo… Pero también que tomarme unas vacaciones y viajar a Praga, pero aquí estoy, tirando de tecla así que…
Lo de los relatos es un problema aquí, en el mercado anglo-sajón hay gente que vive solo de escribir relatos, porque tienen mucho mercado desde los relatos eróticos y romántico de las «womags» (revistas femeninas), hasta los relatos que compran las revistas y publicaciones de género que aquí no tienen el mismo recorrido. Sin contar, que existen grandes relatistas… cosa que aquí… pues ya sabes tú 😛
¿Cómo que los relatos no te van a dar el premio Nobel? Dos palabras: Alice Munro.
A mí me pasa algo muy curioso con los relatos, y es que me resultan mucho más difíciles que una novela porque no consigo alejarme lo suficiente de ellos. No logro crear personajes con vida propia, siempre son copias más o menos malas de mí, o heredan tanto de mi personalidad que al final me da la sensación de estar escribiendo un diario novelado. Pero te doy toda la razón en que es la mejor manera de empezar, y si te da por experimentar con técnicas nuevas o voces distintas, es la única manera. Te pones a experimentar con narradores en una novela de quinientas páginas y palmas. Bueno, no, simplemente no la terminas nunca. Eso de que los relatos son un género menor solo lo dice quien nunca ha intentado escribir uno.
Un último apunte: Es muy curioso que, en según qué literaturas, los relatos están mejor vistos que en otras. En castellano parecen el hijo tonto de textos más largos, pero en inglés hay una gran tradición y nadie te mira raro por decir que escribes relatos. En euskera, por ejemplo, hay más escritores de relatos que novelistas, al menos en las “altas” cumbres (todo lo “alta” que puede ser una cumbre con un público tan reducido). Es todo un mundo.
Justamente, antes de escribir este artículo leí una entrevista a Munro en la que explicaba porqué ella prefería escribir relatos y porqué se negaba a meterse con novelas… y luego me la como con patatas XD Cosas del directo…
Supongo que desarrollar un personaje en 5 o 6000 palabras es más complicado que hacerlo durante 50 o 60000, tienes menos espacio y los rasgos tienen que ser muy definidos… Tanto que a veces se distorsionan y acaban siendo caricaturas. Pero como bien dices, los relatos son el mejor campo de entrenamiento de un escritor, puedes desarrollar todos los personajes que quieras, todos los géneros que quieras y todos los puntos de vista y temas que te dé la gana. Además, lo puedes hacer en muy poco tiempo, lo que te permite crecer y aprender mucho del oficio.
Tienes razón también en el tema de los puntos de vista. La literatura inglesa está plagada de grandes relatistas Blackwood, Poe, Lovecraft, la misma Munro… Sin embargo, aquí los relatos por alguna estúpida razón no están bien vistos, son la hermanita fea. Hace muy poco leí una antología de relatos de terror del gótico español y cuando le dije a una estudiante de filología que la Pardo Bazán escribía relatos de terror, casi le da un infarto… Como si fuera algo malo… En fin… es lo de siempre, la concepción de la literatura extraña y deformada esa que tenemos por aquí.
Uno de los mejores artículos que he leído sobre el tema. Todo esto lo he aprendido sobre la marcha, y de verdad dedicarse sólo a una novela quita demasiado tiempo y enferma a la larga. Desde que decidí escribir fuera de la novela (cuentos-relatos y crónicas), he podido mejorar años luz en mi narrativa y en mi concepción del texto como tal.
Un saludo desde Venezuela!
Muchas gracias, me alegro de que te haya gustado este artículo. La verdad es que me esperaba más resistencia, pero estoy viendo que no soy el único que piensa que los relatos son una alternativa más sana que las novelas.
Estoy totalmente de acuerdo contigo, desde que me he centrado en escribir relatos cortos, he mejorado mucho mi escritura. Es mucho más sencillo mejorar cuando escribes un relato a la semana.
Totalmente de acuerdo, prefiero escribir un relato corto a una novela.
Algo que me parece muy interesante, es cuándo varios relatos sirven para contar una historia. Por ejemplo “Guerra mundial Z”, Crónicas Marcianas y “Yo robot”. Teniendo varios personajes y distintos puntos de vista.
Otro punto a favor del relato corto, es lo liberador que es escribirlo. Al ser tan breve puedes escribir de lo que sea, una vez escribí un relato inspirado en kemono friends… no preguntes.
Una lastima que este género no sea tan reconocido. Piensan que una historia debe de tener tres partes, más precuelas, spins off y archivos perdidos (te estoy viendo Maze runner)
PD. Hace tres semanas que empecé con el reto Bradbury y me han servido mucho tus consejos. Gracias
De nada, gracias a ti, ya me contarás por Twitter qué tal va con el reto Bradbury. Y si necesitas cualquier cosa, pues ya sabes, aprovecha 😛
Los relatos cortos te dejan más tiempo para crecer, una novela es más jodida porque tienes que centrarte en un solo argumento, una voz, un estilo… Y si al final resulta que la idea no te da para tanto… pues has perdido un montón de tiempo para nada.
Un relato corto te da la opción de crecer muy rápido, en un año puedes escribir 52 relatos. Y con 52 relatos tienes muchas opciones de cambiar de género, de personajes, de narrador… En fin, que tienes muchas más opciones, sin contar que puedes desbarrar todo lo que quieras e inventarte lo que te dé la gana y escribir cualquier locura.
Yo disfruto mucho con los relatos cortos.
En fin, muchas gracias por leer y comentar, como siempre.
Según lo veo yo, otra cosa buena del relato, para los que empiezan, es que es la evolución natural antes de lanzarse con una novela.
Te da soltura en desarrollar la estructura en tres actos, y pienso que es solo cuestión de tiempo que el relato se vaya complicando para llegar a novela corta, y de ahí a novela.
Otro grande que le daba a los relatos, y que como mucho llegó a escribir una novela corta, es nuestro amigo Lovecraft.
Buen artículo. Compartiré, as always.
Un abrazo.
Sí, es un gran campo de entrenamiento. El relato te permite dominar las estructuras, el lenguaje, las voces y tu propio estilo, te permite aprender «por la vía rápida» y evitando meterte en compromisos más pesados como son las novelas.
El relato, para mí, es el rey. Me gusta mucho escribirlo y mis primeras lecturas serias fueron los relatos de Poe, Bécquer y Lovecraft… si lo piensas, si echas la vista atrás, todas nuestras primeras lecturas, son relatos, sí me refiero a los cuentos clásicos y a los cuentos infantiles.
Creo que, hay que reivindicar el relato en la literatura española.
Muchas gracias por leer y comentar, tron, un abrazo!
Hola Jaume, me ha parecido muy interesante el artículo y mientras lo leía iba diciéndome a mi misma: eres un poco idiota :/. No eres el primer profesional que recomienda escribir relatos cortos (aunque llevo escribiendo desde los 12 me siento como una escritora novel), pero no ha sido hasta ahora cuando la frase me ha golpeado la cabeza. ¡Cuánta razón tienes!
Cuando tenía 12 escribía relatos cortos y me lo pasaba genial ¿por qué dejé de hacerlo? En cuanto me metí a escribir mi primera novela, sin planear nada, es cuando me desesperé. Empecé con 16 años y la acabé con 24, supongo que puedes imaginarte todos los problemas que encontré… Me dan escalofríos solo de recordarlo.
Con todo esto quiero decir que al leer tu artículo he empezado a plantearme mi situación actual, por motivos de trabajo (que me encanta y es con lo que me gano la vida) ahora mismo no tengo tiempo para dedicarle a mi novela, pero tampoco quiero dejar de escribir, así que voy a organizarme para escribir relatos. A mi me pasa como a ti, me disperso demasiado y quizás escribir relatos me ayude a centrar más las ideas. Ya te contaré dentro de unos meses.
Muchas gracias por compartir tus sabios consejos.
Hola, Mar!
Muchas gracias, me alegro de que te haya gustado este artículo.
Yo siempre he sido partidario de los relatos. Aunque tengo dos novelas publicadas, no son nada si las comparas con la cantidad de relatos que he publicado en folletines y en antologías. Me gusta escribir relatos; disfruto escribiendo y leyendo relatos. Me permiten despejar la mente, lees una historia, pasas a la siguiente y es como comenzar de cero.
Los relatos te permiten distraerte y, si tienes poco tiempo para escribir, no hay mejor opción. Puedes centrarte en un relato cada semana, escribirlo y seguir adelante. Yo me disperso mucho, sobre todo cuando llego a media novela… ese momento en el que se enfanga un poco la trama es donde suelo perder siempre el hilo y las ganas de seguir escribiendo. Por eso, siempre me centro en escribir relatos, es la única forma de concentrarme sin perder de vista la meta.
Bueno, lo dicho, me alegro de que te haya gustado, gracias por leer y comentar, Mar
Un abrazo!
Muy buenas, Jaume!
Coincido completamente contigo, esa afirmación sobre los relatos es una tontería. Una mierda de ayuda a la gente que empieza en esto y a los que ya están curtidos, a mi entender. Igual es que soy un defensor del relato corto, pero no puedo evitar cabrearme un poco con estas cosas.
Sí que es cierto que una novela te dá un nivel de profundidad que no se puede alcanzar en un relato, sobre todo en lo que a personajes se refiere, pero es difícil correr cuando aún no se sabe caminar. Los relatos cortos, como bien dices, te ayudan a descubrir tu voz, ese estilo que nos diferencia como escritores. Y no solo eso, te ayudan a entender cómo funciona una historia, los elementos que la forman, el ritmo, intensidad… Se crean unas bases que son las que le dan tablas a un escritor que quiera afrontar un reto mayor. Y que conste, no considero que las novelas sean mejores que los relatos. ¡Joder! Tómate un cubata o un chupito de absenta y verás que el colocón es casi el mismo. El relato corto tiene un nivel de intensidad que es una pasada. ¿Qué hay más gratificante que dejar el cerebro del lector hecho puré? Y a veces en tan solo una carilla.
Me encantan las buenas novelas, pero creo que todo escritor debería escribir también relato corto. Al contrario que muchas personas, no creo que sea más fácil escribir un relato que una novela (depende del tipo de relato y novela, claro), pero sí más asequible.
Yo, por ejemplo, lo unico que he escrito desde que tengo memoria han sido relatos cortos e hiperbreves. Para algunos he estado dándole vueltas al desarrollo durante meses; otros los he planificado y escrito en el día. Una novela tiene muuuuchooos más personajes, tramas, giros y de todo, por lo que me abruma y, para los que tenemos poco tiempo, casi se nos hace imposible. Pero un relato, aunque sea complejo, sé que puedo concluirlo en un periodo más o menos breve de tiempo. Y joder cómo lola la sensación de haber acabado una buena obra, sea relato o novela.
Dicho todo esto, quiero aclarar que me encantan las obras largas, pero también me abruman (de ahí que lo primero que voy a publicar sea un libro de relatos), en términos de escritura. Espero escribir pronto mi primera novela, mientras tanto seguiré con mis queridos relatos.
Gran artículo, Jaume!!
Muchas gracias!
A mí también me encantan las novelas —leerlas y escribirlas—, pero creo que en España existe una cultura de menosprecio por el relato que no acabo de entender. Es como si escribir relatos no fuera escribir o fuera escribir menos… No entiendo esta concepción de la literatura. Como has dicho tú, un relato puede tener le mismo efecto que una novela, de hecho, la gracia consiste en eso: ser capaz de condensar en unas pocas palabras, una historia completa.
Es verdad que en la novela tienes más espacio para el desarrollo de personajes y personalidad, pero eso no significa nada, porque en los relatos los personajes no necesitan un desarrollo, tienes que desarrollar un sentimiento, una historia que debe ser concreta —lo que te ayuda a enfocar—. Escribir un relato en condiciones no es tan fácil como parece, sin embargo, estoy harto de ver como gente que no ha escrito nada en su vida se lanza directamente a escribir novelas como si fuera lo más natural del mundo… —y no quiero ya ni hablar de los que hacen eso mismo, además sin haber leído un libro en su puñetera vida—.
Tampoco estoy diciendo, ni quiero decir, que escribir relatos sea el curso 1 del escritor novel. No. Solo pretende reivindicar lo que son los relatos y para qué sirven, claro que puedes ser un gran escritor sin haber escrito un relato en tu vida, pero también puedes ser un gran escritor sin haber escrito una sola novela en tu vida. Lovecraft, sin ir más lejos lo fue, jamás escribió una novela como tal —solo novelettes o novelas cortas—.
En fin, el artículo era por ese esnobismo raquítico que existe sobre las novelas y los relatos 😛
Muchas gracias por leer y comentar! Me alegro de que coincidamos tanta gente en este tema.
[…] semana pasada leía este artículo de Jaume Vicent, alertando sobre muchas de las cosas de las que os he hablado a lo largo de este […]
Hola, Jaume.
Como alguien que empezó esta vida escribiendo una novela (terminada después de siete años y aún no publicada), no puedo dejar de darte la razón. Además, escribir relatos cortos son un buen laboratorio (o caja de arena) en donde podemos ensayar ideas para futuras historias largas, como lo hago para mi segunda novela.
Si tuviera que empezar de nuevo, hubiera elegido esta opción de practicar ideas en lugar de tirarme de una sola vez a escribir una novela. El proceso es mucho más arduo y los errores clásicos de novato se amplifican sobremanera, lo que involucra estar semanas corrigiendo errores en el argumento o, simplemente, comenzar la novela de nuevo, lo que hice en efecto.
Un saludo.
Hola, Felipe
Yo soy defensor de los relatos frente a las novelas. Sí, ya sé que aquí tengo la batalla perdida de antemano, pero me da igual. No dejo de escribir novelas —o al menos de intentarlo—, pero lo mío, con lo que de verdad disfruto, es con los relatos y me sabe a gloria cada uno que empiezo.
El problema cuando empezamos suele ser que no tenemos nada claro hacia donde vamos, no sabemos el camino y solemos tener poca ayuda. Entonces, lo normal es empezar por lo grande, nadie se plantea: voy a ser le mejor relatista, todos quieren ser el mejor escritor. Es normal, supongo.
Como todo en la vida: ensayo y error 😉
Este es el mejor artículo que he leído, referente a: escribir novelas y relatos.
Eres muy directo y sin rodeos y muchos adornos.
gracias por tus consejos. Tratare de aprovecharlos al máximo.
Hola, Jose Luis
Muchas gracias. Me alegro de que te haya gustado el artículo. Yo mismo lo escribí por qué prefiero escribir relatos a novelas y sé que es muy difícil encontrar hueco para un libro de relatos en las editoriales. Y lo que es peor, es muy difícil vender un libro de relatos, mucho más que vender una novela.
En fin, gracias por el comentario.
Un saludo!
Vivimos en un mundo, tan conectado hoy día, que estamos siempre con falta de tiempo. Mucha gente prefiere leer relatos cortos, si nos fijamos en Japón ya es una tendencia consolidada hace varios años, Hoy leí un articulo que dice que en España, es el relato corto lo que más se lee. Saludos.
Muy buen artículo. Sebastian de Montevideo.