Hace unas semanas pregunté en mi página de Facebook y en mi grupo Copywriting para escritores, lancé la pregunta a mis seguidores sobre cuáles eran sus mayores problemas con la escritura. Muchos me dijeron que escribir todos los días, otros que el problema era terminar sus textos. Al final, las dos preguntas se resumen en una: Escribir más… escribir más rápido, crea el hábito de escritura… Vaya problemón.
Tengo comprobado que, cada cierto tiempo, aparece en mi bandeja de correo o en mis redes sociales un mensaje de alguien que me pregunta cómo ser escritor o cómo publicar una novela. Ser escritor es, básicamente, escribir cada día y leer cada día. Ser escritor es tener un impulso inconfundible, una especie de duende que te susurra que tienes que escribir. Llámalo musa o llámalo voz en tu cabeza.
Hay varios millones de cosas que puedes hacer para ser escritor. En cada blog de escritor que te encuentres, habrán cientos de consejos sobre cómo ser escritor, sobre cómo publicar… En todos ellos te vas a encontrar un mismo consejo: “escribe mucho y lee mucho”. No hay mucho más, si quieres ser escritor, ese es el mejor consejo que recibirás. Por supuesto, vas a tener que apostar por la formación, tendrás que aprender, tendrás que juntarte con otros escritores y deberías preocuparte de conocer el oficio al que te quieres dedicar… Aunque solo sea por encima.
Escribir más
Yo me convertí en escritor escribiendo. Siempre he sido un tipo normal y corriente, de esos que leen poco y que, normalmente están demasiado ocupados para cualquier otra cosa que no sea el trabajo y los amigos. Sí, había escrito algunas cositas y había ganado algún concurso de instituto, pero nada más. Jamás me hubiese planteado ser escritor, mucho menos buscar trabajo escribiendo.
Sin embargo, me quedé sin trabajo y empecé a pasar muchas horas en casa. Así que me dio por leer. Leí mucho. Muchísimo y, en ese momento, pensé que podría escribir… ¿Por qué no? Tenía un teclado delante de las narices y, en el colegio, el instituto y la universidad había aprendido a manejar el idioma… Es más, sé latín y estudiando antropología aprendí bastante sobre lingüística… ¡Sé mucho más que la mayoría! ¿Cómo no se me había ocurrido ser escritor?
Y por esa regla de tres empecé a escribir. Y como todos los escritores que comienzan, estuve convencido durante mucho tiempo de que lo escribía era oro puro. Por suerte, la ignorancia es atrevida y no tardé mucho tiempo en darme la primera hostia. Por si no lo sabéis, la primera hostia siempre es la mejor, suele ser la que te espabila, porque te pilla desprevenido, con la guardia baja. Eso te pone alerta.
Para mí fue una bendición. Era la primera vez que alguien me decía que escribía mal.
Yo, que sabía de lingüística…
No sabes escribir
En fin, este toque de atención me llevó a plantearme qué estaba haciendo realmente. A esas alturas ya tenía un blog, por lo que escribía todos los días. Me gustaba escribir, me gustaba tener un blog… Así que hice lo que debería haber hecho desde el primer momento: interesarme de verdad por lo que estaba haciendo. Buscar información.
Encontré algunas páginas interesantes, cursos, cursillos, tutoriales, libros… Resulta que había un montón de información sobre escribir. Y yo que pensaba que uno, simplemente, se sentaba y escribía… Pues no, resulta que había mogollón de gente enseñando al personal a darle a la tecla… ¡Increíble!
No tardé mucho en entender que había un consejo que flotaba en cada página, en cada libro, en cada tutorial: escribe más, escribe cada día.
Ese consejo, la primera vez que lo leí me chirrió. Fue como masticar gravilla… O cristales. ¿Escribir más? ¿Escribir cada día? ¡No es posible mecanizar la escritura! Uno escribe solo cuando está inspirado. Los escritores escriben por arte de ciencia infusa, las musas nos acarician, regalándonos esas preciosas ideas que nosotros cristalizamos y convertimos en joyas. ¿Cómo iba a escribir cada día? No fue, hasta que entendí que no existe la inspiración (más allá de la aparición de una idea), que pude empezar a crecer como escritor.
Como dice Stephen King en Mientras Escribo, tenemos que dejar de ver la escritura como un arte. Es un arte para los lectores, pero para nosotros es un oficio, como la carpintería.
Vivir de escribir
Bueno, puedo decir que algo aprendí. Escribí cada día y, ladrillo a ladrillo, construí mi blog. Paso a paso, creé un lugar desde el que compartir mis trabajos (esos primeros relatos que iban apareciendo aquí y allá) y, con el tiempo logré construir una plataforma desde la que hacerme visible. Entonces comenzó a llegar el trabajo.
Escribir, sea para tu trabajo, para tu blog o para terminar esa novela no suele ser sencillo. A los escritores nos encanta quejarnos de lo difícil que es sentarnos y escribir. De lo duro que nos resulta y del poco tiempo que tenemos para hacerlo. Somos escritores, pero escribimos mucho menos de lo que deberíamos… Y todo eso sin contar con los dichosos bloqueos del escritor.
Nos pasamos la vida luchando contra el reloj. Trabajo, amigos, familia… Tiempo libre… De repente, un buen día, Chronos te da un respiro; sin comerlo ni beberlo, te encuentras con una hora libre. Vas a poder sentarte a escribir. ¡Toda una hora! Puedes hacer lo que quieras, seguro que sacas un par de páginas, o un artículo entero para tu blog. ¡Joder, una hora! Si te lo curras puede que hasta logres terminar un capítulo de tu novela.
Tienes tiempo, así que solo tienes que escribir. Enciendes tu ordenador, pegas el culo a la silla y de repente es como si te hubiesen puesto al relentí. Termina esa hora, cuentas las palabras y te entran ganas de llorar. No entiendes cómo es posible haber escrito tan poco. Es imposible… Una hora debería dar para mucho más.
Y así es, en realidad, solo deberías saber cómo gestionar ese tiempo. Escribir más es solo cuestión de práctica. De crear un hábito. Yo puedo escribir artículos de 2000 palabras en una hora. Lo he hecho, lo hago a diario. Es solo cuestión de práctica.
Hoy quiero compartir algunos de mis trucos para que tú también seas capaz de escribir más y rompas la barrera de las 1000 palabras, ¿quieres saber cómo escribir más?
10 consejos para escribir más
1. Escribir bajo presión
Si tienes una hora para escribir es una hora para escribir. No deberías hacer nada más que eso.Yo aprendí a trabajar así en el taller de mi padre.
Muchas veces teníamos que salir a limpiar hornos cerámicos, yo tenía 14 años y era flaco como un palillo, así que me tocaba meterme dentro. El interior de un horno cerámico es como el infierno, hay mucha mierda y mucho polvo tóxico, así que entraba con una máscara y con protección. También hace muchísimo calor, incluso cuando lleva tiempo apagado, por lo que, no puedes estar mucho tiempo dentro. Y créeme, cuando estás ahí dentro quieres aprovecharlo al máximo, porque si no lo terminas a la primera, tendrás que volver a entrar. Y no es agradable.
Deberías gestionar así cada momento de escritura. Tu hora para escribir debería ser para eso mismo y para nada más. ¿Te estás haciendo pis? Pues te aguantas, escribe y no te permitas levantarte hasta que hayas cumplido el objetivo marcado, verás lo eficiente que te vuelves cuando sabes que, si no terminas, puede que te acabes meando encima.
Ya, ya, seguro que no es sano aguantarse tanto y todo eso… Pero si quieres escribir, si eres holgazán y te cuesta crear el hábito, vas a tener que poner algo de tu parte. Tendrás que hacer sacrificios. Pega el culo a la silla durante una hora o dos, hasta que termines.
2. Olvídate del bloqueo del escritor
Usa un truco de periodista: no te pases con la investigación. Investiga, claro, pero escribe desde tu cabeza. No dejes que toda la información se cargue tu historia, debes ser tú el que escriba la historia y no los datos que hayas recogido. No quieras tener todo en orden antes de ponerte a escribir, investiga y empieza a escribir. Si esperas, te pasarás; investigarás demasiado y nunca te pondrás a escribir.
Si quieres escribir más no te puedes permitir los bloqueos. Si no te acuerdas del nombre de un lugar o de un personaje, no te pares a buscarlo. Pon unas siglas o simplemente escribe NOMBRE. Ya tendrás tiempo de editar y corregir.
Ahora escribe.
3. Automatizar la escritura
Aunque hace poco me he pasado a Scrivener, yo siempre he usado Libre Office. No solo porque es un procesador de textos muy completo, ágil y libre, también tienen una función que me encanta: autocompletar. Esta es una función que deberías buscar en tus procesadores de texto, pues te va a facilitar muchísimo tu objetivo de escribir más rápido.
Esta función, toma las palabras que más sueles usar y las autocompleta a medida que vas escribiendo. Créeme que es una bendición sobre todo, cuando escribes artículos y usas cierta terminología que, a veces, se te hace complicada o es muy larga. Tener la palabra escrita a golpe de Enter, es una bendición.
Existen muchas aplicaciones que te pueden resultar de cierta ayuda en este punto, pues están pensadas para automatizar este proceso. Sin embargo, mi consejo es que no confíes demasiado en ellas. Simplemente, aprende a usar abreviaturas. Sobre todo cuando escribas deprisa, cuando tengas una hora para escribir, por ejemplo. Una vez hayas terminado de escribir, completa esas palabras.
4. La Delgada Línea Roja
Estás en racha, tus dedos vuelan sobre teclado. Estás escribiendo como si te fuera la vida en ello y de repente, tus ojos se van directos a una chillona raya roja que acaba de aparecer debajo de la última palabra que has escrito. ¿Oyes ese sonido como de un cristal rompiéndose? Es tu concentración que se acaba de ir a la mierda.
Ves la dichosa raya roja, paras y revisas la palabra. Total, para darte cuenta de que el autocorrector no acepta el nombre de esa ciudad que te acabas de inventar. O que no acepta la palabra autocorrector. Es estúpido… Es una pérdida de tiempo completamente innecesaria.
Paras, pinchas en la palabra y la agregas al diccionario… Has perdido, ¿cuánto? Con suerte unos 30 segundos… Pero la concentración, la motivación, se ha evaporado.
Los autocorrectores están muy bien para facilitarte el proceso de edición y corrección, pero son aún mejores distrayéndote de tu trabajo. En serio, los autocorrectores son unos tocapelotas. Por suerte, puedes apagarlos, hazlo y escribe sin distracciones. Cuando termines, si quieres, puedes volver a activarlos.
5. ¿Escribes a mano?
Yo sigo tomando muchas de mis notas a mano. Ya sé que es algo raro, sobre todo, teniendo en cuenta que me encanta Evernote y que acabo de descubrir una aplicación genial que se llama Laverna. Sin embargo, a la hora de la verdad, mis investigaciones, mis ideas, siempre acaban garabateadas en un cuaderno, de mi puño y letra.
Escribir a mano tiene muchas ventajas, influye directamente en nuestro cerebro y nos ayuda a «pensar» a crear conexiones entre ideas. Sigue habiendo mucha gente que escoge escribir a mano y a mí me parecen unos valientes, me encantan.
Si escribes a mano, ya sean tus notas o tus textos, busca un bolígrafo que escriba bien. Los Pilot, sobre todo los V7, funcionan de maravilla, corren sobre la página lo que te ayudará a no cansarte tanto (yo tengo tendinitis y escribir a mano me resulta un poco doloroso). Si vas a escribir mano, un buen bolígrafo es esencial para avanzar y no perder tiempo.
6. No edites, solo escribe
Una de las malas costumbres que te hace escribir menos es pararte a corregir lo que estás escribiendo. No hay nada que te desconcentre más que pararte a corregir esa palabra mal escrita. Pocas cosas son peores que tirarte media hora buscando la palabra perfecta, la expresión adecuada. Mientras haces eso, tu texto nunca está terminado del todo, siempre “te falta algo”.
Esto es consecuencia directa del perfeccionismo y el perfeccionismo, muchas veces te impide terminar tus textos.
Hecho es mejor que perfecto. Tienes que obligarte a escribir y no editar, ni corregir mientras escribes. Vomita las ideas sobre el papel, escribe rápido, pon las palabras sobre la pantalla y ya corregirás cuando termines.
Cuánto más cómodo te sientas con escribir sin pensar, más rápido escribirás y más sencillo te resultará escribir cada día. A medida que vayas ganando confianza en tu escritura, escribirás más y te resultará más sencillo hacerlo sin pararte a corregir. Cuanta más confianza tengas en tus habilidades, mejor lo harás y más agradable te resultará todo el proceso.
Esto parece una gilipollez sin pies ni cabeza, pero créeme, es así y lo entenderás cuando hayas escrito mucho.
7. Zen y el arte de escribir etiquetas
Uno de mis primeros trabajos como copywriter fue escribir descripciones de productos para una tienda online. Es un poco como el niño que juega por primera vez en un equipo de fútbol y le toca hacerlo de defensa o, peor aún, de portero. No era el mejor trabajo de mi vida, pero sí era un gran trabajo; por fin iba a trabajar escribiendo.
Escribir descripciones de champú, de cremas antiarrugas y ese tipo de cosas, no era lo que me esperaba. Me costaba ponerme, me costaba mucho encontrar una voz. Un motivo. Incluso descripciones realmente cortas, de entre 150 y 250 palabras, me costaban muchísimo de escribir. Si tenemos en cuenta que debía escribir entre 1000 y 2000 a la semana… Más me valía escribir rápido.
Si quieres escribir más, tienes que aprender a concentrarte. Y te aseguro que, hoy en día, eso es más difícil que nunca. En primer lugar tienes que apagar, o poner en silencio y bien lejos de ti, el teléfono. Si cada cinco minutos vas a contestar un Whatsapp, no te concentrarás. Te digo lo mismo con los navegadores y las notificaciones de escritorio. Apaga todo, no dejes nada abierto. Es muy importante que puedas concentrarte, tienes que encontrar la voz y ponerte en modo escritor.
Si aún así, sigues perdiendo la concentración cada dos o tres minutos, bájate algún procesador de textos con opciones de escritura sin distracciones y, si eso tampoco te sirve, escribe en un ordenador sin conexión a Internet.
8. No fuerces las cosas
Hace unas semanas quise participar en un concurso de terror. La temática me pareció divertida y pensé que podría escribir un relato interesante, incluso tenía la historia bastante clara. Quería crear un cuento de terror al más puro estilo Clive Barker.
Resulta que me puse y, tras varios días escribiendo (a ratos sueltos en el trabajo) me di cuenta de que la cosa no estaba funcionando. Tras varios días solo había logrado escribir unas 1500 palabras, lentas, pegajosas y sin mucho empaque. Me había estado arrastrando por la misma página sin lograr un avance real, sin engancharme. La historia estaba muy bien, el personaje principal también… pero había algo en el conjunto que no funcionaba… Que no me motivaba.
Quise forzarlo y no funcionó.
Luego llegué a casa y me puse a revisar mis cuadernos de ideas, necesitaba algo nuevo para escribir. A la primera, uno de los títulos me saltó al cuello, como un león. La idea me atraía, me encantaba. En un rato escribí casi 5000 palabras de introducción.
No debes forzar las cosas. Si cuando escribes notas que no avanzas, que te empiezas a mover por terreno fangoso, déjalo. No permitas que las arenas movedizas se traguen tu racha de escritura. Si quieres escribir más tienes que dejar ir las historias que no funcionan. Si la historia realmente merece la pena, si es buena de verdad, ya regresará a ti cuando estés preparado para escribirla.
Y es lo mismo para los artículos de tu blog. Esta semana yo debería haber hablado sobre usar palabrotas, sin embargo, cuando me puse a escribir el artículo, no me gustó. Tras 500 palabras de mierda, lo dejé y rebusqué en mi calendario… Este artículo apareció corriendo y gritando desde el final del pasillo… Y aquí está.
9. Gamifica tu experiencia
Uno de los problemas que me siguen sorprendiendo del personal es el de la mecanografía. No sé qué pasa, ni cómo es posible, pero me sigo encontrando mucha gente que no sabe escribir rápido o que no es capaz de escribir con un teclado sin estar siempre pendiente de las teclas que pulsa… ¿Habéis estado alguna vez en la cola del banco o en Hacienda viendo como el señor que os atiende teclea con dos dedos? ¡Es ridículo!
Si tu cabeza va tan rápido como la mía, más te vale saber teclear a toda hostia porque de otra forma, te vas a quedar colgado. A mí me pasa y eso que escribo a toda castaña, me llega una metáfora genial, un giro buenísimo, pero mi cabeza va mucho más rápido que mis dedos y tengo que esperar a que mis manos lleguen hasta ahí para seguir. Ese freno, te puede destrozar la concentración.
Por suerte, aprender mecanografía ya no es un coñazo. Las viejas escuelas de mecanografía han muerto y han aparecido otras formas mucho mejores de aprender. Hay un montón de páginas web con juegos de mecanografía y cientos de aplicaciones y vídeos.
Si quieres escribir más, apuesta por mejorar tus habilidades y pocas habilidades te resultarán más útiles que aprender a teclear rápido y, a ser posible, con al vista fija en la pantalla y no en el teclado.
10. Apuesta fuerte por ti
Hay pocas cosas que nos obliguen a mejorar más que la competitividad. La competencia sana te obliga a mejorar. ¿Quieres escribir más? Pues rétate a hacerlo. Apuesta con alguien que eres capaz de escribir ese artículo o relato en mucho menos tiempo de lo que sueles hacerlo.
Una vez yo sorprendí a un compañero de trabajo que no se creía que podría escribir un artículo de 1000 palabras en menos de una hora. Lo hice y, además, me salió un buen artículo, muy completo y con mucha chicha.
Siempre lo he dicho. Mi primera novela, Blackwood: Piel y Huesos, nació de un reto. Quise participar en un concurso… Solo que lo encontré a falta de menos de tres semanas para el término… Me reté y, escribí el primer borrador de la novela en dos semanas. Por supuesto, era un desastre y ni siquiera me seleccionaron… Pero lo hice, aposté y aposté fuerte.
Nanowrimo es un excelente ejemplo de este tipo de retos. Cada año, durante el mes de noviembre nos retamos a escribir 50.000 palabras. Hacerlo es una muestra de que te has comprometido con tu escritura, de que estás en el buen camino.
Otra forma de apostar es hacer mini-retos. Yo tengo mi grupo de Facebook 500 palabras al día. Allí cada día, durante 31 días, lanzo pequeños retos de escritura. Solo tienes que escribir 500 palabras. Otra forma de hacer esto, es marcarte pequeños objetivos y recompensarte por alcanzarlos.
El escritor prolífico escribe más
Escribir más no es sencillo. Estamos sometidos a demasiados estímulos, demasiadas distracciones. Tenemos que estar pendientes de muchas cosas.
A mí me ha llevado mucho tiempo aprender a escribir más. He tardado años en desarrollar un habito de escritura que aún me sigue fallando de vez en cuando. Todos estos consejos que te he dado hoy te pueden ayudar a escribir más o no, pero al final todo dependerá de ti. De tu fuerza de voluntad, de las ganas que tengas y de tu compromiso con tu escritura. Si de verdad quieres escribir, encontrarás tiempo para hacerlo. Si es solo un capricho, antes o después lo abandonarás, porque no sentirás la imperiosa necesidad de estar atado a la tecla.
En esto, cada uno tiene sus tácticas y seguro que tú tienes las tuyas, ¿qué haces para motivarte a escribir? ¿Tienes algún truco para escribir más? ¿Te cuesta escribir? ¿Qué es lo que más te distrae/desmotiva? Comparte con nosotros tus consejos para escribir más, a ver si entre todos podemos lograr que escribas más.
¡GRACIAS! 🙂 🙂
A ti por leer y comentar, gracias 🙂
Como siempre, un artículo impresionante y que hace reflexionar sobre el tema de escribir.
Eres un poco “brujo”. Después de leerte no puedo dedicarme a nada más si no respondo a tus preguntas, jejeje.
¿Te cuesta escribir?
No, pero es que yo hago un poquillo de trampa.
Se puede decir que en mi vida tengo dos pasiones creativas. Una es el arte y otra es la escritura.
Desde pequeña siempre he desarrollado más la parte artística. Así que a día de hoy me gano la vida como “artista”. ¿Y qué tiene que ver eso con escribir? Pues creo que ambas disciplinas comparten un método de aprendizaje similar y también exigen esfuerzos y sacrificios parecidos.
Hay días que no me apetece dibujar nada o que todo lo que hago está mal, pero como profesional debo apretar los dientes y hacer mi trabajo porque hay otras tantas personas que dependen de él.
Así que tengo tan interiorizada la solución a ese problema que la he proyectado sobre la escritura, aunque por ahora sea solamente un hobbie que me tomo muy en serio.
Es decir, conozco esa sensación de enfrentarte a la página en blanco o no saber cómo resolver esa escena importante, pero procuro que esos miedos no me dejen de brazos cruzados. Es mejor tener algo sobre lo que apoyarte, sobre lo que trabajar, que no tener nada.
¿Qué haces para motivarte a escribir?
Intento que todo lo que escribo me motive. Es decir, escribo lo que me gusta sin pensar en qué dirán los demás, si es políticamente o correcto o no lo va a leer el ni el tato. Suena egoísta, pero escribo para mí y siempre, siempre, intento pasármelo bien.
Es muy gratificante acabar una sesión de escritura con la sensación de que has vivido las mismas experiencias que tus protagonistas.
¿Tienes algún truco para escribir más?
Intento organizarme para repartir mis obligaciones a lo largo del día. Siempre dejo un hueco para escribir por la mañana o a última hora. En ambos casos existen ventajas e inconvenientes, pero al final del día me puedo ir a la cama satisfecha si he escrito como mínimo esas 500 palabras del reto que has puesto en el grupo de Facebook.
Está claro que hay veces que es imposible cumplir con estos planes, la vida es caprichosa. En estos casos, suelo reservarme los fines de semana para dedicarlos por entero a escribir.
¿Qué es lo que más te distrae/desmotiva?
Mi mayor distracción son las correcciones, como bien apuntabas en el artículo. No soporto ver el texto con esas marquitas rojas o azules. Tengo que pararme y corregirlo todo. Y no solo eso, sino que de un día para otro puedo releer lo que tengo escrito y cambiarlo de arriba abajo. Sé que es un gran error y es uno de los motivos más grandes por los que no avanzo con más rapidez en la escritura. A pesar de ser una aficionada no tengo problemas a la hora de ponerme a escribir y sacar un texto de 1000 o 2000 palabras en una tarde. El problema viene después, cuando me paro a revisarlas con el modo corrector activado.
Lo que más me desmotiva es que tengo la sensación de que escribo un poco a ciegas. No sé la calidad que tiene lo que escribo, no tengo muy claro cuáles son mis puntos débiles y cómo reforzarlos.
A veces pienso que lo que escribo es una bazofia intragable y que debería tirar la toalla antes de perder más el tiempo. Al cabo del rato me consuelo diciéndome que no está tan mal y que aunque no lo lea nadie por lo menos me lo he pasado genial escribiendo.
Hola, Mar
A ver 😛 Vamos por partes, que este comentario me da casi para otro artículo. Voy a empezar por abajo.
En realidad nadie sabe si lo que escribe está bien o es una mierda completa. A mí me pasa con cada cosa que escribo, con cada texto que envío a una editorial o a un concurso. Es algo que llevas siempre contigo. Por supuesto hay mecanismo para distinguir lo bueno de lo malo, con el tiempo tú mismo vas distinguiendo cuando algo merece la pena y cuando algo no la merece. Pero ya te digo, lleva su tiempo. Mi consejo es que leas sobre el tema, hay muy buenos libros para escritores que te pueden enseñar mucho sobre el tema y, por supuesto, hay muy buenos blogs para escritores que pueden hacer otro tanto.
Sobre sentarte a escribir, bueno ya sabes que tienes que crear hábito y que solo hay una forma de hacerlo; escribiendo. El grupo que creé va bastante bien para esto, ¿no? Te retas a escribir por lo menos 500 palabras y, si todo va bien, seguro que acabas con más 1000. A mí me sucedió así y creo que a la mayoría les acaba pasando lo mismo.
Motivarse, al final es algo muy personal. A mí motiva superarme a mí mismo o poder competir con alguien. Pero a otras personas les motivan cosas distintas. Puede que te motive ver una página llena de tu letra o tener un montón de libretas escritas —confieso que lo de las libretas a mí me pone un poquito—. Al final, cada persona tiene sus mecanismos, no somos todos iguales. Tienes que saber cuál es tu tecla y pulsarla. 😛
En fin, tú tienes la suerte de tener ciertos mecanismos aprendidos, por eso de trabajar con el arte. Eso está genial, sobre todo, para esos días que no te apetece escribir nada.
¡Muchas gracias por leer y comentar, Mar! Un abrazo!
Me remito a tus palabras. El escribir a diario te forja todas las cualidades de concentración necesarias para dedicarse al oficio; incluso las físicas. Como dato curioso, ahora que hablas de escuelas de mecanografías, el hábito me llevó a desarrollar mucha destreza en los dedos, y eso sumado a que soy guitarrista, me ha obligado a comprar más teclados de los que me gustaría en un año.
Fuera de eso, tener una rutina me ha ayudado a entender que la inspiración solo es una cuestión de voluntad al sentarse frente al monitor y a no tener bloqueos tan a menudo.
Genial artículo como siempre, Jaume. ¡Un abrazo!
Hola, MMJ
Muchas gracias, por tu comentario. Lo de la mecanografía es un problema que, por desgracia me he encontrado muy a menudo entre los escritores. Es algo que no entiendo porque es como si un mecánico se dedicase a reparar coches sin saber soldar o sin tener conocimientos de cómo se maneja una fresadora. Es algo absurdo y que solo pasa con la escritura.
La rutina es lo que más nos hace mejorar, al menos es la que nos lleva a escribir más y mejor. En esto que hacemos no hay otra forma de mejorar. Solo escribiendo. 😉
Excelente artículo, Jaume. A veces nos enamoramos más del deseo de escribir que del propio acto de hacerlo. Lo cual es tan paradójico como real, al menos en mi caso.
¡Abrazo!
Yo creo que esto que comentas es muy importante y nos pasa a todos. Muchas veces es más la pasión por la escritura que por escribir, ya que escribir —y hacer las cosas en general— nos cuesta mucho más. Como bien dices es paradójico, porque si no escribimos, no podemos ser escritores y muchos menos, llegar a ser buenos escritores. Yo mismo soy bastante vago en este sentido y me cuesta mucho más de lo que me gustaría decidirme a escribir.
Pero con esfuerzo, se logra.
Un abrazo, Jorge, gracias por leer y comentar.
Pienso que una de las etapas en las que más aprendí fue cuando me dedicaba a escribir un relato y un microrrelato cada día. Como bien decía Bradbury, escribir un relato cada semana puede fortalecer el músculo de la imaginación y logra que sea menos difícil escribir.
Como te comentaba en otro lugar, genial el post. Recuerdo que Gaiman decía que escribía varias historias a la vez para nunca desanimarse. Personalmente, ahora, soy un poco autómata y sigo la misma historia hasta terminarla para no dejar ninguna de lado, pero creo que se puede añadir a la lista, jeje.
Hola, Carlos
¡Yo también lo hice! Y también aprendí muchísimo. De hecho tengo un artículo en el blog, que se llama justamente «El reto Bradbury». Esa época, ese año en el que me decidí a escribir un relato a la semana, crecí muchísimo como escritor y, hoy en día, creo que debería recuperar ese reto y volver a escribir un relato a la semana. Necesito ahora mismo esa «gasolina», ese ejercicio para recuperar la forma.
Yo, por suerte o por desgracia, soy como Gaiman y pocas veces me centro en una sola historia. Es bueno, porque siempre voy adelantando trabajo, pero también es malo porque no te acabas de centrar en lo que estás escribiendo y muchas veces el cambio de registro hace que la historia —o las historias— se resientan. Sin embargo, a mí me sirve para tener siempre algo entre manos, de otra forma creo que muchas veces no escribiría, sobre todo, cuando me entra el cansancio y abandono las historias durante semanas… —soy terrible, para concentrarme—.
Me ha encantado el artículo, como siempre. El método es fundamental a la hora de escribir en serio. Yo asistí tres años a la ya desaparecida Escuela de Letras de Madrid, y eché en falta algunos consejos en ese sentido. Muchas asignaturas creativas, pero casi nada de organización en el día a día. No sé si en los actuales talleres (virtuales o no) se preocupan de establecer rutinas, pero deberían. Y, si no, siempre nos quedarán blogs como el tuyo para concienciarnos 🙂
Estas cosas supongo que no quedan tan glamurosas y por eso no suelen explicarlas en los cursos de escritura. De todas formas, estos consejos míos son como cuando un señor mayor en el campo te dice: paicequevallover, mirando así raro al cielo. Son cosas muy simplonas que todos vamos aprendiendo sobre la marcha. Yo, en cuanto a organización sigo siendo un desastre total. Ana Bolox tiene muy buenos consejos en su blog para organizarte y tiene hasta un libro sobre la materia, por si te interesa, se llama El Escritor Organizado y está genial 😉
Me ha encantado el post. Te felicito.
Me apunto la opción de autocompletar que has señalado. No sabia que los procesadores la tenían, he estado investigando y la verdad es que tiene buena pinta.
En cuanto al tema de la mecanografía la considero imprescindible. Me defiendo bien, escribo medianamente rápido, pero tengo ciertas limitaciones con los símbolos. Este post ha hecho que me entren ganas de probar alguna herramienta para mejorar esto, ampliando el uso que hago del teclado mas allá de las letras.
En cuanto a organización, personalmente, soy muy caótico. He estado años escribiendo, o intentándolo, relatos cortos para concursos. Hasta que por fin me he decido a escribir algo mas grande: una novela.
Para escribirla utilizo yWriter, me parece genial, puede que algún día me pase a screvener, pero de momento me apaño.
Estoy intentando generar el hábito diario de la escritura y, aunque me puse un mínimo de 1000 palabras diarias como reto, he conseguido en dos semanas doblarlo. Para hacerlo uso la técnica pomodoro, en forma de app para el móvil y extensión en el navegador. Hago como mínimo una sesión de 25 minutos diaria, de la que me salen unas 800 palabras. Cuando tengo tiempo, que suele ser casi todos los días, ya que son ratos de 25 minutos, hago hasta 3 sesiones con lo que llego a casi 2500 palabras al día. Además entre sesión y sesión me levanto y hago otras cosas, o simplemente pienso en como voy a seguir.
Eso si con concentración total y absoluta, lo único que necesito es música, con ella me aíslo de tal manera que da miedo lo rápido que salen las palabras.
Con el tiempo, también he llegado a la conclusión de que escribir todos los días es lo más importante. Con los relatos cortos me dedicaba a imaginar esto o lo otro, pasaban los días y apenas escribía nada, o muy poco. Digamos que imaginaba pero no plasmaba nada concreto. Creo que una meta mayor influye en que escriba más. Por supuesto sin olvidar que antes de eso, hay un trabajo previo de documentación y organización de la novela.
Estoy ya en la fase de escritura, con todo mas o menos claro, dejándome llevar por un guion establecido y soltando todo lo que mi mente imagina. Para mí es la parte mas chula del proceso. Miedo me da lo que viene después: las revisiones, pues no reviso nada, solo me dejo llevar.
Hola, Xer
Haces bien en no revisar nada, al menos mientras escribiendo. Tienes que dejarte llevar y escribir sin pensar y sin pararte en ningún momento. Yo, si que suelo revisar de sesión en sesión lo que he escrito, por lo menos las últimas líneas, de esa forma al ponerme a escribir de nuevo todo tiene una mayor coherencia y es más fluido. Muchas veces, si no revisamos lo que escribimos la jornada anterior, lo más seguro es que se nos vayan algunos datos o que nos bailen un poco los personajes.
Yo también soy algo caótico, me cuesta muchísimo organizarme y tengo bastante follón para cuadrar las horas de trabajo. Pero es cuestión de ponerle empeño y ser constante. Cuando empecé a trabajar desde casa, me costaba horrores cumplir con los horarios, tenía muchísimo más tiempo que antes, sin embargo, siempre andaba corto de tiempo… Algo impensable. Sin embargo, me obligué a cumplir con ciertos tiempo y, desde entonces, la cosa va rodada.
Si quieres mirar lo de la mecanografía, hay algunas aplicaciones bastante divertidas y que te pueden ayudar a mejorar tu habilidad.
Yo aprendí muchísimo escribiendo relatos cortos, de hecho, prefiero los relatos a las novelas. Los he preferido siempre y lo sigo haciendo, a pesar de que siempre dicen que no son lo mismo. Para mí, escribir un relato a la semana durante un año, fue una experiencia valiosísima. De hecho, crecía tanto como escritor en ese año, que en el resto de años que ha pasado escribiendo, sin más. Los relatos cortos, te dan muchas herramientas para ser escritor, aunque esté de moda el despreciarlos, yo nunca los he abandonado y no pienso hacerlo.
En fin, ánimo con esa novela que estás escribiendo y ten paciencia, porque esto es un camino larguísimo y, de vez en cuando, uno se cansa de tanto andar.
Muy interesante, se aprende a escribir escribiendo pero ¡ay! el tiempo cuando uno no es profesional cuesta, pero estoy de acuerdo contigo en que es necesario ponerse cada día (aunque no lo consigo) y resulta más fácil si se ponen objetivos: presentarse a un concurso, escribir en el blog, etc. La parte de la teoría la sé, después me cuesta encontrar el tiempo. Me pregunto si es que me falta motivación porque sé que si algo quieres, algo tienes que hacer.
En fin, que leerte me ha recordado que tengo que ponerme cada día y que igual si estaría bien hacer algún compromiso conmigo misma de escribir aunque sea media hora cada día.
Muy interesante, gracias.
Saludos
Hola, Conxita y gracias a ti por leer y comentar.
El dichoso tiempo… con lo largas que se nos hacen algunas mañanas y lo rápido que nos pasa… Con la de tiempo que nos sobra cuando esperamos algo y lo que nos hace falta luego para tantas cosas… Qué curioso es, ¿verdad?
Bueno la motivación siempre viene de uno mismo. Buscar la motivación fuera, incluso en la misma escritura, nos lleva a lograr exactamente lo contrario de lo que queremos. La motivación viene de uno mismo y somos nosotros los que tenemos que encontrar qué nos motiva, qué objetivo perseguimos. Muchas veces, más que la motivación son los objetivos; objetivos demasiado altos o, al contrario, demasiado bajos, no llevan a desmotivarnos y abandonar lo que estamos haciendo.
Qué genialidad de artículo. No solamente quiero decirte que todos los consejos han sido increíbles, sino que me he tenido que dar por aludida con el punto 9. Mecanografía… todavía hoy recuerdo cómo odiaba mis clases de mecanografía y cómo mi madre me obligaba a ir cada martes y cada jueves durante dos años. Lo odiaba a rabiar, de verdad y hoy en día no puedo estarle más agradecida. Por aquel entonces no había descubierto mi pasión por escribir, pero hoy, cuando veo lo que yo tardo en escribir cualquier tontería (sobre todo en el trabajo escribiendo correos) y lo que mis compañeros necesitan… solamente por eso ya he de estar agradecida. Aunque no puedo decir que me de por satisfecha porque te entiendo perfectamente cuando dices que tu cabeza va, a pesar de lo rápido que escribes, más rápido que tus dedos. Es horrible no poder tener velocidad supersónica jajajaja.
De nuevo muchísimas gracias por el artículo, muchos de estos truquitos me los voy a poner en práctica.
Es que este problema con la mecanografía no suele tocarse en los artículos sobre escritura y creo que es importante. De hecho es la base de nuestro trabajo, ¿no? No me imagino a un sastre que no sabe coser… Pero sí que existen escritores que no saben mecanografiar… desde luego es gracioso.
Genial artículo. Difícil no encontrar reflejo en él. Escribir, escribir y escribir. Gracias. 😉
Hola, Ana
Gracias a ti por leer y comentar. La verdad es que sí, es difícil no sentirnos identificados con el artículo. Escribir siempre será la mejor manera de crear hábito.
Un saludo 🙂
Muy interesantes todos tus trucos que son mucho mas: unos magníficos consejos y muy necesarios saberlos. Gracias por compartirlos. He caído por casualidad en tu blog y me ha atrapado. Yo empecé a escribir, porque mi jefa quería que escribiera en el ordenador sin mirar el teclado, y cómo no sabía qué escribir pues pensé en relatar lo que veía en mi vida diaria en la oficina ( me acababa de cambiar ) y en los viajes que tenía que hacía. El resultado fue que todas las tardes escribía unos relatos cortos, llenos de faltas de mecanografía que luego imprimí , sin corregir, y que son muy divertidos y difíciles de leer. Sin saberlo, hice lo que recomiendas: escribir todos los dias y no corregir y sobre todo, pasarlo bien haciéndolo. Lo he seguido haciendo (me volví a cambiar de trabajo) y tengo unos amigos, como único publico, que le encantan mis relatos y eso me motiva muchísimo. Después, hice algún curso para saber si podía escribir algo que no fuera real y cuando vi que podía, me envenené y no pienso en otra cosa: tengo que hacer esfuerzos para pensar que no hay prisa para acabar ningún relato porque me autopresiono mucho. Menos mal que tengo trabajo, familia, amigos, problemas y poco tiempo, y eso me obliga a vivir otras vidas además de la de estar pegada a un teclado. Es la primera vez que escribo en un blog.
Hola, Aïsha
Es lo que tiene al escritura, que te engancha y, una vez empiezas ya no puedes parar. La tuya, desde luego fue una forma curiosa de comenzar, pero son justamente esas formas que se salen de los normal, las que mejor suelen cuajar.
Me alegro de que hayas caído por aquí, espero que vayas encontrando todo lo que necesites y que aprendas mucho.
Un saludo y gracias por leer y comentar!
ME ENCANTÓ EL ARTÍCULO!
LO QUE ME FRENA ESCRIBIR ES MIRAR EL TECLADO PARA VER QUE TECLA ELEGIR
DESPUÉS LA COHERENCIA EN LA ORACIÓN CON LAS ANTRERIORES Q Y POR ÚLTIMO EL ESFUERZO POR VOLVER ALA HIPÓTESIS Y HACER LA CONCLUSIÓN
SIENTO QUE SOY MUY ANALÍTICA Y ME VOY POR LAS RAMAS
ME AYUDARÍAS?